martes, 30 de junio de 2009

EMPLEO DE LAS FUERZAS ARMADAS NACIONALES EN EL CONTROL DEL ORDEN PÚBLICO

ASPECTOS FUNDAMENTALES DE LA LEY ORGANICA DE LAS FUERZAS ARMADAS NACIONALES Y EL REGLAMENTO DE SERVICIO EN GUARNICIÓN QUE NORMATIZA LA ACTUACIÓN DE LAS FUERZAS ARMADAS EN EL CUMPLIMIENTO DE LABORES DE ORDEN PÚBLICO

INTRODUCCIÓN
Es necesario insistir en el tema de la planificación del empleo útil de las Fuerzas Armadas en los casos de conflicto interno y de conflicto externo. Todos estos planes tienen fundamentos legales muy precisos, no son formas IMPROVISADAS para actuar llegado el momento, sino que obedecen a un proceso de análisis y planificación muy detallado. Los planes están referidos al empleo de unidades y no es nominal en el sentido de indicar personas por grado y nombre. Se misionan unidades, no autoridades. Todo plan se ejecuta conforme a un número de fases que están descritas en los diferentes planes propios de las Fuerzas Armadas.

ASPECTOS LEGALES
La LOFAN (Gaceta Oficial N° 3.256 – EXTRAORDINARIO, DEL 26 DE SEPTIEMBRE DE 1983) en su “Articulo 8”: Las Fuerzas Armadas tienen por objeto entre otros deberes o responsabilidades lo contemplado en la Letra C, “Cooperar con el mantenimiento del orden publico”.
Igualmente en el Capitulo II Sección I Establece:
Del Presidente de la República
• Artículo 51: El Presidente de la República es el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas Nacionales, de acuerdo con lo dispuesto en la atribución 3° del Articulo 190 de la Constitución.
• Artículo 52: Los militares en servicio activo estarán subordinados al Presidente de la República, cuyas disposiciones deben obedecer y cumplir sin retardo ni excusa de ningún género.
• Artículo 53: Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo anterior, el Presidente de la República dará sus órdenes a las Fuerzas Armadas Nacionales por órgano del Ministro de la Defensa.
• Articulo 54: Corresponderá al Presidente de la República mandar, gobernar, administrar y distribuir las Fuerzas Armadas Nacionales y sus unidades, teniendo en cuenta la preparación técnica de las mismas y las necesidades del país.
• Articulo 55: La acción de mando la ejercerá el Presidente de la República por medio de ordenes, instrucciones, resoluciones y reglamentos que serán dictados, previa su disposición, por el ministro de la Defensa, y también por Decretos conformes a la Constitución.
• Articulo 56: Declarado el estado de emergencia por conflicto interno o externo, el Presidente de la República dirigirá el desarrollo general de las operaciones. Para conducir la acciones militares podrá definir y activar el teatro de conflicto o los teatros de operaciones necesarios, designando sus respectivos Comandantes.
• Artículo 57: El presidente de la República, en su condición de Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas Nacionales, podrá establecer los Comandos Unificados y Específicos que considere necesarios. Estos actuaran, en tiempo de paz, como órgano permanente de planificación militar. En caso como órganos de emergencia o situación de conmoción o catástrofe que pueda perturbar la paz de la República, ejecutaran, conforme a los planes de que al efecto, dispongan y a las instrucciones que se les impartan, las operaciones militares o de otra índole que se les ordene.

COMENTARIO: De la lectura e interpretación de todo este articulado queda establecido sin lugar a duda la subordinación y la obediencia obligatoria de los militares a las órdenes que imparta el Ciudadano Presidente de la República. Este articulado no deja lugar para optar por otra alternativa diferente a la obediencia. Lo contrario seria el desconocimiento del orden constitucional que rige el país en un momento determinado producto de las elecciones que periódicamente permiten designar un Presidente de la República.
Estas consideraciones fueron las que acate estrictamente en mis funciones como Ministro de la Defensa en los lamentables acontecimientos de febrero y marzo.
Igualmente en su Artículo 64 de la LOFAN se establece:
Corresponderá al Ministro de la Defensa, además de las atribuciones que le confiere la Ley Orgánica de las Administración Central a todos los Ministros, las específicamente conferidas por ella al Ministerio de la defensa, y específicamente las siguientes:
a) CUMPLIR Y HACER CUMPLIR LAS ÓRDENES EMANADAS DEL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA.
COMENTARIO: Este articulo se explica por si solo, sin dejar lugar a duda, ni ninguna interpretación personal.
De la misma manera el Reglamento de Servicio en Guarnición establece en CAPITULO VI Orden Publico. SECCION PRIMERA. Intervención de las Tropas en Orden Publico lo siguiente:
ARTICULO 29: Las Fuerzas Armadas Naciones en caso de grave alteración de orden publico, ha solicitud de la autoridad civil competente, cooperaran para el restablecimiento del mismo, así como en la protección de las personas y sus propiedades.
ARTICULO 30: El Comandante de la Guarnición “ESTA” EN LA OBLIGACIÓN DE PRESTAR SU APOYO PARA EL RESTABLECIMIENTO DEL ORDEN PUBLICO A SOLICITUD DE LA AUTORIDAD CIVIL COMPETENTE”, de conformidad con las disposiciones legales pertinentes.
ARTICULO 32: El Comando Unificado de la Guarnición, estará integrado por las máximas autoridades civiles y militares de la Guarnición.
ARTICULO 33: Como integrante del Comando Unificado de la Guarnición y Jefe del sector militar en el mismo el comandante de la Guarnición elaborara y mantendrá actualizados los planes para ser ejecutados cuando la situación lo requiera.
COMENTARIO: De este articulado queda plenamente establecido la obligatoriedad por parte de las Fuerzas Armadas de actuar en el restablecimiento del orden público cuando las autoridades legales así lo soliciten, como fue su actuación durante los sucesos de febrero y marzo del 89.
Uno se pregunta; ¿Si uno es un miembro mas dentro del Comando Unificado, porque transcurridos 20 años ninguna Autoridad Civil de las actuantes, que tenga yo conocimiento a sido citada para aclarar alguna duda?.
Hay que recordar que el Plan Ávila fue activado el día 28 de febrero de 1989 aproximadamente a las 6:00 p.m. después de haber sido declarado el Estado de Emergencia, y únicamente habían actuado hasta esa fecha durante los días 27 y 28 la Policía Metropolitana y la Guardia Nacional en cumplimiento de sus obligaciones establecidas para su intervención en los sucesos que acaecía y en los cuales recibían ordenes de sus comandos directos sin que el Ministro de la Defensa interviniese o interfiriese en esas decisiones ya que las mismas están normalizadas plenamente como tareas de obligatorio cumplimiento de los Entes mencionados en el restablecimiento del orden publico.

CONCLUSIÓN
No se puede entender y mucho menos comprender cómo un Estado estructurado jurídicamente crea todo un ordenamiento que garantiza la legitimidad del empleo de las Fuerzas Armadas en la restauración del orden público cuando éste es alterado, y que llegado el momento de ponerlo en ejecución sean las diferentes autoridades militares de turno, que no fueron los creadores ni del ordenamiento legal ni de los disturbios, sean los culpables porque algunos de los ejecutores directos cometan presuntos abusos no contemplados ni ordenados por nadie.
Esto es injusto, incoherente y desmoralizador, por lo tanto, lo más correcto sería eliminar de la constitución y demás leyes de la República esta responsabilidad de orden público a las Fuerzas Armadas y perfeccionar organizativamente, operativamente y equipamiento correspondiente los organismos policiales.

Italo Alliegro

Fernando Ochoa Antich // Una gran injusticia



Fernando Ochoa Antich // Una gran injusticia
Imputar al general Ítalo del Valle Alliegro, por las violaciones de los derechos humanos ocurridos el 27 de febrero de 1989, es una gran injusticia. No se puede responsabilizar al ministro de la Defensa, de unos hechos realizados en unas operaciones descentralizadas, en donde las distintas unidades operativas estaban bajo el mando directo de oficiales y funcionarios policiales. Cada uno de ellos debió controlar la actuación de sus subalternos. En realidad, lo que busca el régimen chavista es falsificar la historia, con el fin de engañar a las nuevas generaciones. Eso siempre ocurre en los regímenes totalitarios. Buenos ejemplos son la Unión Soviética y la Alemanaza de Hitler. Stalin no sólo ocultó sus grandes crímenes, sino que buscó modificar la historia de Rusia y en particular la de la propia Revolución. Líderes fundamentales de ese proceso, como fueron Trotsky, Zimoviev, Kamenev, Bujarín y otros muchos, se transformaron de héroes en traidores. Hitler llegó al poder como consecuencia de los grandes errores de los líderes de la República de Weimar, pero también por haber convencido al pueblo alemán de que había perdido la I Guerra Mundial por culpa de la traición de los judíos y de los partidos democráticos.

El estallido popular se inició en la ciudad de Guarenas en la madrugada de ese día. El motivo de dicha protesta fue el exagerado incremento del costo del pasaje que impusieron, sin autorización oficial, los propietarios de autobuses, camionetas y automóviles por puesto. Los usuarios comenzaron a discutir con los conductores. El ambiente se fue enrareciendo, y de repente surgió la violencia. En minutos empezaron los saqueos. A las 6 am los desórdenes se circunscribían a Guarenas y Guatire; a las 8 am miles de personas protestaban en el centro de Caracas. Al mediodía, la violencia se había generalizado por todo el centro y el oeste de nuestra capital. A esa hora, empezaron los saqueos en negocios ubicados en El Silencio, en la avenida Sucre, en La Hoyada, en el Nuevo Circo, en la avenida Fuerzas Armadas, en el 23 de Enero, en la avenida Baralt, en Coche, en Los Flores de Catia y en Caricuao. En la tarde, los saqueos se habían extendido a toda la capital. La presencia de la Guardia Nacional y de la policía era débil e ineficiente. El presidente Carlos Andrés Pérez regresó de Barquisimeto a las 10 pm y pudo evaluar lo delicado de la situación.
En la mañana del 28 de febrero los medios televisivos mostraron imágenes de los saqueos ocurridos el día anterior y la complaciente actitud de la Policía Metropolitana y de la Guardia Nacional. Este hecho incentivó aún más los desórdenes públicos que comenzaron en otras ciudades del país. A las 5 pm el presidente Pérez suspendió las garantías constitucionales y ordenó a las Fuerzas Armadas iniciar operaciones para restablecer el orden público. Inmediatamente después, el presidente Pérez se dirigió a la Nación para informar las medidas dictadas por su gobierno y defender el programa económico. Durante la noche, el general Ítalo del Valle Alliegro informó a los venezolanos que las Fuerzas Armadas se habían hecho responsables del restablecimiento del orden público. Sus palabras tranquilizaron a la opinión pública, que se encontraba totalmente atemorizada por los saqueos. Sin embargo, la violencia no cesó. El miércoles 1 y el jueves 2 de marzo, las pobladas y los francotiradores se replegaron hacia los cerros. Las Fuerzas Armadas trataron de recuperar los objetos saqueados y tomar los puntos críticos de la ciudad. La presencia de unidades militares en las zonas populares generó fuertes intercambios de disparos. Los desórdenes públicos continuaron hasta la tarde del 4 de marzo. Ese día la violencia comenzó a moderarse.

La actuación de las Fuerzas Armadas ha sido severamente criticada. El número de muertos y heridos no ha sido fácil de justificar. Esto es verdad, pero debo señalar responsablemente que ninguno de los oficiales generales que comandaron las operaciones ordenó disparar a mansalva en contra del pueblo venezolano. Se requiere evaluar con objetividad lo ocurrido para tratar de encontrar una justa explicación de tan dolorosos hechos: no haber dictado a tiempo el decreto de suspensión de garantías; la debilidad estructural de la Policía Metropolitana y de la Guardia Nacional; el empleo del Ejército y la Armada, cuyos efectivos no están entrenados ni portan el armamento apropiado para operaciones de restablecimiento del orden público; el descontrol sobre pequeñas unidades de combate, ocurrido como consecuencia de la necesidad de patrullar en áreas escarpadas en operaciones de combate en localidades; y la tendencia a disparar que tienen tropas poco entrenadas. En conclusión, el 27 de febrero fue una tragedia nacional. Eso es verdad, pero estoy convencido que hubiese sido de mayor magnitud sin la intervención decidida de las Fuerzas Armadas. Por eso, estoy seguro que el general Alliegro tiene tranquila su conciencia. Lo único que hizo fue cumplir con su deber de militar y de venezolano.

El caracazo, Ítalo Aliegro y el magnicidio



El caracazo, Ítalo Aliegro y el magnicidio
German Gil

Lunes, 15 de junio de 2009


Quienes continúan creyendo que la violencia desatada el 27 F de 1989 fue espontánea protesta contra el alza del precio de los combustibles, deben andarse con cuidado y esconderse el día de los Santos Inocentes, no vaya a ocurrir que el rostro de los matarifes de Herodes sea la imagen última que alcancen ver. Igual vale para aquellos que aún creen que el asesinato del teniente-coronel Carlos Delgado Chalbaud, es de la única responsabilidad de Rafael Simón Urbina, así como a quienes admiten la veracidad de los magnicidio frustrados tan cacareados por autócratas que asumen el poder como cosa propia e imperecedera.
Los testimonios fílmicos y el hecho de que el periodista Alexis Rosas, reportero de la TV del estado, se encontrara “por casualidad” en Guarenas y transmitiera en directo el altercado con un conductor de buseta, incendiada por los usuarios y el saqueo de establecimientos comerciales del área; así como la colocación de obstáculos en arterias viales, el corte de teléfonos de importantes sectores de la capital, la actuación de francotiradores que dieron muerte a civiles, policías y militares (emblemático el caso del Mayor Felipe Acosta Carles) desmontan el parapeto de la espontaneidad y hacen del acontecimiento el aporte civil en el asalto al poder por los militares conjurados.

Cuando la tropa se hizo presente en las calles, autorizada por el Presidente de la República en Consejo de Ministros y coordinados por el general Ítalo del Valle Aliegro, Ministro de la Defensa, el colectivo nacional sintió que el estado lo protegía de las fechorías del lumpen. Hubo reconocimiento ciudadano a la conducta asumida por el general Aliegro, quien procuró la salvaguarda de vidas, hogares y bienes de los venezolanos en una hora trágica, sin prestar atención a quienes le “calentaron la oreja” para que diera el golpe. Hubo excesos y no es improbable que al responder el fuego de francotiradores, hubiesen causado daño a personas inocentes. Pero los excesos, son responsabilidad personal y, cuando más, del comandante inmediato, según establecen las leyes. Como el ministro no estuvo, en el campo de batalla y el genocidio no era política de estado, mal puede imputársele delito alguno a quien, para bien de Venezuela, sólo cumplió con su deber.

El teniente coronel Carlos Delgado Chalbaud fue asesinado el 13-11-50, por un grupo dirigido por Rafael Simón Urbina. Los sicarios de la dictadura propalaron la especie de que la acción terrorista era producto de una conspiración del Comando de la Resistencia Clandestina (A D) que, a sabiendas de los odios de Urbina, lo había inducido a la venganza. Pero el autor del magnicidio, desde su asilo en la embajada de Nicaragua, le envió un papelito a Pérez Jiménez pidiéndole protección porque él, Urbina, había cumplido con su compromiso. El 24-06-1960 Rafael Leónidas Trujillo quiso mandar al otro mundo al presidente Rómulo Betancourt y el 04-02-1992 el teniente-coronel Hugo Chávez Frías y asociados intentaron asesinar a Carlos Andrés Pérez, en el desarrollo de su felonía golpista.

Los magnicidios exitosos o frustrados son resueltos, tarde o temprano, con la aprehensión del magnicida. Tal ocurre cuando no es un montaje a los cuales son muy dados los dictadores. Esas historietas abundan en el Caribe y aquí, en tierra firme, comenzaron a escribirlas. Denuncian conspiraciones, involucrando personeros de la oposición con pruebas pre-fabricadas. Es el clásico acoso practicado por las dictaduras.

Es tan de bulto la falacia que los émulos de Charles Holmes, han comenzado a elaborar listas de potenciales magnicidas. Pero ¡qué listas!. Y faltan todos los que en medio de una “pea” han dicho: por qué no se morirá ese… Claro, sin duda alguna, también han de incluir a Ítalo Aliegro, por ser un honorable general de la democracia.

ITALO DEL VALLE ALLIEGRO

Jóvito Alcides Villalba Vera.

Los horrores que ocurren en la política, los que pudieron ocurrir en el pasado, como los que ocurren ahora y ocurrirán en el futuro, no son solamente culpa o responsabilidad de quienes aparecen como sus inmediatos responsables o hasta autores de esos acontecimientos, sino que son el resultado de factores sociales y económicos así como de situaciones históricas fuera del control de los participantes. Los hechos injustos de la política no pueden ni deben reducirse a lo personal sino que deben interpretarse con toda la carga de inexorabilidad y fatalidad que ellos llevan.

La imputación que esta intentando el oficialismo contra el General Alliegro no puede enmarcarse sino en una más de las ya innumerables acciones de judicialización de la represión política, de la que hoy se sienten muy orondos pero que, seguramente, en el futuro, y pueden estar seguros de que habrá futuro, entonces alegarán ignorancia o desviarán las culpabilidades hacia los subalternos.

Ya esta claro que para la dictadura en que vivimos la justicia pasó a ser una coartada mas, una coartada que permite eliminar enemigos reales o supuestos, pero que tambien permite mantener viva la llama del odio de clases (no lucha de clases) que tan exitosamente a logrado inyectar el proyecto chavecista en nuestra maltrecha Venezuela. Después el payaso se tirará en el suelo contorsionándose de fingido dolor porque, según él, es la oposición la que siembra el odio y denunciará a los obispos que lo desnuden internacionalmente.

Italo del Valle es un militar pundonoroso, es un hombre de honor que cumplió con el desagradable deber que le fue asignado en ocasión del “caracazo”. Quienes lo hemos conocido desde su incorporación a la Academia Militar sabemos que si no hubiese estado al frente de esa circunstancia, los lamentables decesos de esas fechas, en lugar de contarse por centenares se hubiesen medido por miles.

De acuerdo con la técnica cubana para mantenerse en el poder, cada cierto tiempo habrá que mantener bajo presión a aquellos personajes que ellos consideran importantes en la oposición, o, simplemente, emblemáticos. Creen ellos que de esa forma se desviará la atención del esfuerzo de reagrupamiento y organización de las fuerzas oposicionistas que arman, pacientemente, el dispositivo electoral para defenestrarlos en el 2010.

¡El prestigio de Chávez, es un prestigio que dejo de ser!.

viernes, 26 de junio de 2009

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