Calles de fuego
Los saqueos en Londres, Birmingham, Liverpool y Manchester son diferentes a los del 27 y 28 de febrero de 1989 en Venezuela, sólo en una cosa. Aquí los grupos empresariales, eclesiásticos, políticos, sindicales e intelectuales regentes del sistema, en extravagante masoquismo, culparon a la democracia. A confesión de parte, todo era culpa de la "injusticia", "los partidos" "el gobierno", "el FMI", "los ricos" o "la corrupción", y los saqueadores encarnaban, más bien, la ira divina. Los flagelantes medievales peregrinaban de aldea en aldea azotándose en expiación de sus pecados, para que Dios terminara con la peste. La esparcieron por toda Europa.
Ante los ojos del "pueblo", el asustado mea culpa de los poderosos hirió la imagen de la democracia mil veces más que las depredaciones mismas. Luego políticos se dedicaron a perseguir al Ministro de Defensa de entonces, General Alliegro, para castigarlo por haber restablecido el orden. "Bajaron los cerros" decían, pero la inmensa mayoría se quedó aterrada y asqueada en sus casas, al contrario de lo que creían los líderes.
En la sesión del Congreso, mientras más refulgía la luminaria en la tribuna, más descerebrado su testimonio para la (ridícula) historia. Igual intelectuales o empresarios. Un liderazgo confundido, desorientado, con mala conciencia, que en una sacudida cambiaba de bando y besaba los pies a la barbarie.
En Inglaterra 2011 fue diametralmente distinto. Los jefes del gobierno y la oposición, David Cameron y Ed Milliband, de inmediato rechazaron bochornosos crímenes que merecían repudio y castigo judicial (hay más de tres mil procesados). Como los nuevoshooligans cometieron la torpeza de agredir minorías de negros, asiáticos, musulmanes, dificultaron a los sociólogos develar la carga "revolucionaria". Pero no nos libraremos de leer que las "causas profundas" están en la "injusticia social", como si se tratara de Somalia, Etiopía o Cuba.
¿Qué mecanismo falla para que en una sociedad normal de repente estalle el pillaje... por qué eso pasa? La experiencia indica que el síndromehooligans tiende a desenfrenarse cada vez que el Estado no responde, o lo hace mal, ante una alteración del orden público, un parpadeo de las barreras inhibitorias de la conducta colectiva. Lo dicen Cameron y Milliband: la pifia de la policía, atolondrada por la turbia muerte del delincuente Mark Duggan en sus manos. Eso estimuló las pandillas hiperconectadas por medios electrónicos, sin que decirlo pretenda culpar la tecnología. Los Conejos Muertos, los Pendencieros y Los Nativos del "Carnicero" Cutting en Nueva York del siglo XIX, y Al Capone o Dillinger en el XX, funcionaban bien sin blackberry. En 1863 la marina norteamericana tuvo que terminar a cañonazos desde el Hudson el levantamiento de los gangs en Five Points.
Cada vez que hay vandalismo, algunos teóricos disfrutan inventando los huevos tibios con interesantes diagnósticos y retahílas de problemas sociales que lo "explicarían", como Tony Travers, de la London School. ¿Será Birmingham una especie de infierno de masas hambrientas y oprimidas que devoran una sopa comunal, y por eso el motín? ¿Para evitar la rapacería habrá que hacer del mundo un paraíso, que nadie tenga siquiera que pagar un recibo que lo saque de la felicidad absoluta, cada quien con sus sesenta y cuatro huríes y ríos de leche y miel? Pero... por qué no le armaron turbas a Mao, Stalin, Franco, Ceaucescu, Chapita, Pol Pot, Lukashenko, Mugabe, Pinochet, Castro o Kim Yon Il? ¿Será porque la gente ahí era (es) muy feliz? ¿Por qué los asaltos son frecuentes en sociedades prósperas y democráticas?
El 17 de octubre de 1969 la policía de Montreal (¡no se dirá que un infierno de ciudad!) se declara en huelga. Balance del día: saqueos, destrucción y asaltos a bancos hasta que las autoridades llamaron al ejército y la Policía Montada. En Nueva York durante el apagón de 1977 que tomó desprevenidos a los gendarmes, hubo mil seiscientos dieciséis saqueos, y mil treinta y siete incendios. En 1992 un tsunami de bandolerismo incendia Los Angeles. Había aparecido en TV el video aficionado de la paliza que la policía le dio a un negro, -Rodney King-, e intimidada se acuarteló y no detuvo los comienzos de la oleada. En los saqueos de Caracas estaba en huelga la Policía Metropolitana.
La violencia en todas sus formas ha sido inseparable del hombre porque está en sus instintos. Sólo la cultura y el temor al castigo la controlan y nos permiten vivir en sociedad, y aunque no lo veamos está siempre agazapada, dispuesta a saltar.
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