jueves, 8 de marzo de 2012

CONSIDERACIONES DEL 27 DE FEBRERO DEL 89 Y LA JUSTICIA VENEZOLANA


CONSIDERACIONES DEL 27 DE FEBRERO DEL 89 Y LA JUSTICIA VENEZOLANA

Pedro Martinez.

La embestida de Chávez contra los militares que el 28 de febrero de 1989 (El
Caracazo) impidieron una gran tragedia nacional asumiendo la responsabilidad del
orden público cuando las autoridades civiles colapsaron públicamente, indica la
diferencia de intereses entre el enfermo que trata de saldar cuentas antes de hacer
mutis y los seguidores suyos que han de quedarse aquí, desbordados por el reflujo y
sin la influencia que el prestigio enfermo tiene sobre el vasto sector del pueblo.

Si los militares que ayer impidieron que El caracazo se convirtiera en un gran incendio
nacional son llevados a juicio, quiere decir que los militares de hoy no tiene que
meterse si el pueblo se alza contra el desempleo, el desabastecimiento, el costo de la
vida y la inseguridad.

En la confusión de sus horas postreras, Chávez no hace sino agravar el cuadro, como
en su momento hicieron Hitler y Mussolini. La decisión de enjuiciar a los militares que
reprimieron el alzamiento del 28 de febrero de 1989 (Caracazo) es una prueba de que
el jefe está perdiendo facultades a ritmo acelerado. Veámoslo desde el ángulo más
sencillo. Si contener multitudes alzadas es un delito, ¿qué general asumirá ahora la
responsabilidad de reprimir un previsible alzamiento popular contra el desempleo, el
desabastecimiento, el costo de la vida y la inseguridad? Esto por no mencionar que
este juicio pone al Presidente en evidencia ante la humanidad como jefe de un Poder
Ejecutivo que dicta órdenes al Poder Judicial, brutalidad que puertas adentro es un
detalle apenas de su desbocada personalidad, pero que ante la opinión mundial basta
para autorizar un alzamiento tan bravo como el Caracazo.

Es de consecuencia natural, que las imputaciones contra los militares que defendieron
a la población de los saqueadores en medio de unos disturbios que hoy ha sido
fehacientemente atribuidos a un plan urdido y armado por Fidel Castro, trastocas los
valores en cualquier Fuerza Armada y han de suscitar una intensa inquietud en la
oficialidad de todas las graduaciones. La polémica dentro de la Fuerza Armada es
natural y su lógica, también natural es que no intervendrán en disturbios de calle, y
tampoco lo haría la Guardia Nacional, dado el hecho de que entre los indicados, está
el general que la comandaba en la fecha del Caracazo.

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